Invernadero tecnológicamente equipado para optimizar los recursos, buscar un mejor control climático y un mayor rendimiento en las labores culturales.
Los primeros resultados, tras su puesta en funcionamiento, demuestran su rentabilidad con un menor uso de agua y energía y un aumento de la producción del 20 por ciento frente a invernaderos tradicionales.
La instalación ocupa un total de diez hectáreas, con una superficie por módulo de dos hectáreas para compatibilizar el manejo técnico y agronómico con la rentabilidad económica.
Además, en el diseño se ha buscado maximizar la radiación solar reduciendo el número de obstáculos a la entrada de la luz para facilitar que las plantas puedan realizar la fotosíntesis.
Para contribuir a un manejo más eficaz del clima, se han instalado sistemas de ventilación pasiva, pantallas de ahorro energético automático, sondas de temperatura y humedad, y una estación climática. Toda la tecnología está controlada con software de clima y riego, lo que permite medir, programar y analizar todos los parámetros y facilitar la toma de decisiones.
Para el control de plagas se ha optado por medidas de control biológico y productos de residuo cero con las que se consigue reducir al máximo el uso de fitosanitarios.
Actualmente están produciendo tomate cherry con riego por goteo hidropónico y automático, del que se lleva un control exhaustivo de los drenajes y la fertilización para optimizar al máximo el consumo de agua y lograr una huella hídrica gris cero.